sábado, 21 de julio de 2012

CAPITULO 6: DE MI STATUS EN LA VIDA (CUENTO: ¿CÓMO PASÓ?)


Andy fue el primero en abrazarme. Me dijo que estaba muy preocupado al ver que yo no llegaba del curso hacia dos días, y como no me comunicaba con el por internet, le dijo a Mike que debían venir a buscarme, pero como su padre no le hacía caso y que además le decía que no me molestaran, lo amenazó diciéndole que él vendría a buscarme solo. Ante tal desafío, Mike se sintió culpable y decidió que todos vendrían a buscarme, pero que no me llamara para darme la sorpresa. Y de veras lo hicieron. Al verlos, me puse pálida, y casi gagueé, pero logré disimular enseguida, y me puse en marcha para hacer mi maleta.
Les dije que me había enfermado, que tuve algo de fiebre pero que no me atrevía a salir del departamento para ver al médico, y que no quería preocuparlos porque de seguro había sido un resfriado.
Fue cuando Miky me tomó para abrazarme con fuerza, demostrándome con ello cuanto me extrañaba y que se alegraba de que estuviera mejor.
Cuando regresamos a casa noté que todos los muebles estaban cambiados, cortesía de Izzy, mi suegra, quien se había apoderado de la casa. No me dejaba disponer de mi hogar a mi gusto y todas mis decisiones eran cuestionadas, dando su aprobación o no cada vez que le daba una instrucción a la nueva mucama, quien para mi fortuna esta vez, era una mujer pasada de los cincuenta, y para mi desgracia aparentemente había entablado buena amistad con Izzy, porque cada vez que le indicaba algo, enseguida buscaba a mi suegra para que lo corroborara o lo rechazara.
En un par de veces tuve que ponerla en su sitio, diciéndole que, o obedecía mi instrucción o se iba de la casa, lo cual me trajo problemas hasta con Mike, que trataba de mediar la situación, muchas veces sin éxito.
Izzy quería intrometerse tambien en la manera en que yo criaba mis hijos, especialmente en lo concerniente a Andy, de quien decía que debía ser educado como un verdadero hombre. Eso me enojaba muchísimo. Si había algo que yo podía decir referente a Andy era precisamente que era un verdadero hombre. El era amable, cortés, educado, sabia mantener su palabra y la defendía con mucha convicción. Si esto no era ser un verdadero hombre, no sabía que pudiera ser.
Con Miky no se metía, pues siempre ha sido el favorito de Mike. Muy a mi pesar y, al contrario de su trato con Andy, a Miky procuraba mimarlo, yo diría más de lo debido. No dejaba que él hiciera nada en la casa, lo cual estaba mal, porque era una de las formas en las que yo les inculcaba a mis hijos responsabilidad y orden, por lo que se había convertido en un verdadero holgazán y flojo. Incluso había subido un par de libras, puesto que procuraba hacerle su comida favorita cada vez que podía.
La situación se tornaba muy tirante cada vez más, así que decidí enfrentarla con todas las armas a mi disposición, incluyendo mi relación con el propio Mike, volviéndome la mujer más cariñosa de todas. No fue fácil, todavía llevaba en mi mente el recuerdo de lo ocurrido con Gabe, pero eso ya había acabado, y tarde o tendría que volver a tener intimidad con Mike. No podía pretender con él y no volver a ser la de antes, además la distancia hizo Mike se volviera mas cariñoso y detallista conmigo.
Debía hacer esto por mis hijos, quienes no merecían la intromisión tan descarada de mi suegra, quien pretendía sacarme de la vida de Mike y con esto destruir mi familia. Además decía que ella era mejor madre que yo, que ya había criado hijos y que jamás los abandonó, que las mujeres debían afrontar las situaciones sin permitirse que pequeñeces nublaran su labor. Esto me hería aun más. Esta señora intentaba enemistar a mis hijos, teniendo preferencia por uno y despreciando al otro, además quería tomar mi puesto como madre de ambos, lo cual incurriría en que el uno fuera un malcriado y el otro un acomplejado.
Así que, mientras mi suegra tramaba hacer de mi casa un infierno, yo procuré por todos los medios de mantener mi hogar unido, y por sobretodo, pretendía volver a reinar como siempre, y la mejor manera era devolviéndola a su casa.
Ella no quería regresar, por supuesto. Alegaba que ahora que su hijo se encontraba en una situación aventajada, era ella, su madre, la que debía disfrutar de todo aquello.
Comenzó a meterle ideas en la cabeza a Mike, que yo debía ser más hacendosa y quedarme en casa, que no debía volver al gimnasio ya que esa había sido la verdadera causa de nuestra separación. Así que dejé los aeróbicos por un tiempo, no porque estaba cediendo, sino porque prefería hacer la guerra de frente, no dándole oportunidad a que siguiera metiendo leña al fuego mientras yo estuviese fuera.
Izzy incluso le alcahueteó una nueva amante a Mike, de la cual no me atrevía echarle en cara esta vez, no, si Izzy pretendía que yo le reclamara. Así que me armé de valor y puse frente, me hice la desentendida y pretendí que eso no pasaba, pero en silencio conspiraba para que el terminara con la nueva querida. Cada vez que podíamos, hacia que nos llevara de viaje a los niños y a mí, y procuraba que al menos dos veces por semana nos llevara a cenar, así Mike no tendría ni tiempo ni dinero para atender a su nueva conquista. Y así fue, la relación terminó, me di cuenta por las expresiones que lanzaba Izzy en ese respecto. Estaba que echaba chispas, y descargaba su mal humor con la sirvienta.
Pero si bien gané esa batalla, eso no quería decir que había ganado la guerra. Mi suegra se deshizo de la sirvienta, a lo cual me alegré, era como una piedra en mi zapato. Pero el asunto no terminó allí, trajo a otra mucho más joven  y guapa.
Enseguida comencé a conspirar en su contra, me hice amiga de la secretaria de Mike en la oficina, para ponerme en contacto con la encargada de recursos humanos, quien era en realidad la que se encargaba de contratar a las mucamas. Le hice ver que la chica era una incompetente, e incluso mentí un poco, le pedí que por favor no se lo dijera a mi marido, y en pocos días la sirvienta fue despedida.
En su lugar colocaron a la anterior, a la cual le hice entender de que estaba allí gracias a mí. Así que, entre las dos logramos que Izzy se incomodara tanto que tuviera ganas de devolverse a su casa.
Sí, me tomó cerca de un año deshacerme de mi suegra, pero al final lo logré. Y pensé que mi vida volvería a la calma, que equivocada estaba.
Pasado unos meses de la salida de Izzy de la casa, me llegó un correo electrónico. Era de Gabe y decía que me extrañaba y que deseaba volver conmigo.
Lo borré. No podía estar segura de que fuera de él, Gabe jamás me había escrito por este medio, así que no sabía cómo consiguió mi correo, mucho menos si esto era escrito realmente por Gabe o no. Además, Gabe me dejó claro, por la manera en que se fue, que no me volvería a buscar. Aun así los correos continuaron, y uno por uno los borré a medida que llegaban sin leerlos siquiera. “Esto debía ser algún tipo de trampa”, me decía, no tenía otra explicación. Alguien debió darse cuenta de lo mío con Gabe y estaba tratando de tener pruebas para chantajearme.
Se me metió en la cabeza que Izzy era la que estaba detrás de todo esto. Esa era su manera de que Mike se encargara de echarme de la casa, así que la llamé y le pregunté cuáles eran sus intensiones con enviarme correos electrónicos, pero al ver que ella no entendía de lo que le hablaba y que si decía algo más me ponía en evidencia, me disculpé con ella. Fue cuando reflexioné, no podía ser ella, quien jamás había tocado una computadora, a menos que fuera para limpiarla. Si era ella debía estar en conspiración con alguien más, lo cual resultaba improbable, ya que ella tenía pocos amigos, y esos tenían cara de saber tanto de computadoras como ella.
Esto me estaba comiendo los sesos, así que pensé que lo mejor era ocupar mi mente en algo, no podía buscar al autor de esto, si es que no era Gabe, aparte de que la tentación de abrir los correos y responderle era cada vez mayor. Yo había tomado una decisión y debía ser firme en ella. Hablé con Mike y volví al gimnasio, esta vez como instructora. Era un empleo de medio tiempo, por lo que me daba oportunidad de atender a los niños y a él sin ningún problema.
A Mike le parecía perfecto, y sabia la razón, así podía atender a sus pequeñas aventuras, que ya a estas alturas me daba igual, aunque no por eso le permitía que duraran mucho tiempo. Procuraba que las cambiara de tanto en tanto, con tal de que no hubiera una oficial que quisiera arrebatarme mi matrimonio. Igual que en la época que estuvo Izzy con nosotros, hacia que pasara vacaciones y días familiares, y hacia una que otra llamadita inesperada, cuando sospechaba que se encontraba con la de turno. Todo eso las espantaba al cabo de un rato.
Con esto él era feliz creyendo que me engañaba, y yo era feliz teniendo mi matrimonio a salvo.
Los correos de Gabe cesaron un buen día, lo cual me alivió, pero no dejé mi trabajo por ello. Me gustaba lo que hacía, y el tener cierta independencia económica me encantaba todavía más. Casi todo lo ahorraba, ya que Mike nunca dejó de pasarme mi mensualidad.
A Mike le dieron un nuevo ascenso en la misma sucursal, y con ello debía atender a muchos clientes, por lo que comenzó a salir a cenas y reuniones, varias de las cuales debía asistir conmigo. Empecé a hacerme amiga de las esposas de sus compañeros y clientes. También me llevaba con sus clientes. Procuraba hacer bien mi rol, y por qué no, llegué a hacer algunas buenas amistades. Algunas veces teníamos reuniones informales fueron del contexto laboral y nos divertíamos mucho.
Fue entonces cuando conocí a Robert, mi pareja actual.


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