Se
sobresaltó muy temprano en la madrugada,
cuando el despertador se encendió.
Hoy era el
día en que se estaba yendo hacia la aventura que, aunque bastante segura,
implicaba algunos matices de riesgo, después de todo, nada había dejado atrás y
no le esperaba nada asegurado hacia adelante.
Pero, ¿qué
tenía que perder?, después de todo, lo que pensaba estaba asegurado en su vida,
lo había perdido de la noche a la mañana.
No se
arrepentía por lo que había hecho en su vida, ese mar de causas y efectos que
la llevaron a su situación actual; y si tuviera que volver a andar sobre sus
pasos, tomar esas mismas decisiones o dejarse llevar por los demás, volvería a
hacer lo mismo, se decía a sí misma. Tenía la certeza de que todas sus
decisiones estaban de acuerdo con su conciencia, sin embargo, estaba más que
claro que mucha gente no le gustaba lo que ella hacía y haría lo que fuera por hacer
lo propio.
Y lo
hicieron.
“Olvídate
ya de esto”, se repitió por enésima vez. Su última decisión se había
materializado, lo que iba a hacer en pocas horas era irrevocable, aunque en el
fondo sabía que todas las decisiones del mundo se pueden revertir, si no se ha
llegado al tiempo límite para ejecutarla. ¿Era esta una señal de debilidad
acaso? ¿Escapar de esa oleada desazones e ira contenida, y de gente feliz por
sus desgracias? No, porque ella se conocía a sí misma, una vez tomada una
decisión, era irreversible, y mucho más una de esta clase.
Y era
cuando ese pequeño recodo de su mente, aquel en el cual iban a dar todos los
malos sentimientos que la hacían débil, comenzó a reclamar su parte en esta
decisión. ¿Estaba huyendo de sus problemas? ¿Esa era la manera en que estaba
reaccionando ante todo su fracaso? ¿Le estaba dando la razón a todos aquellos
que fueron causantes de su humillación?
Pero esta
parte de su cerebro estaba en ese recoveco por una sola causa en especial, la
mayor parte de su mente estaba invadida por la razón, que de inmediato empezó a
decir, ¡Y que te importa lo que piensen los demás! ¡Preocúpate mejor por ti! Te
estás dando un respiro, eso es todo.
Repasó lo
que ahora se volvía un himno, cantado casi cada hora, a veces es mejor
detenerse en el camino para reflexionar sobre el pasado, para luego caminar con
más firmeza hacia el futuro.
Terminó de arreglarse, sus enceres de limpieza
personal ya estaban empacados, su maleta, lista desde el día anterior. Entonces
abrió la puerta de su departamento y se lanzó a la aventura, hacia nuevos
aires, hacia un nuevo país.
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