Hace unos días tuve acceso a dos historias
de acoso sexual igual de escalofriantes. Se trata de dos hombres que no
entendieron cuando las chicas les dijeron no, y una de ellas con un final todavía
incierto. Ambas son en el ámbito laboral.
El primer caso es de una relación
extramarital, en la cual la chica decide terminar la relación, de lo cual el
caballero, si le puedo llamar de algún modo, comienza a intimidarla y a
intentar tocarla, a tal punto que la muchacha solicita el traslado de su área
de trabajo. Sin embargo, antes de que esto ocurra, la esposa del señor en
cuestión inicia a su vez una serie de amenazas contra la joven, lo cual
complica aún más la situación. Al final y asumo que por vergüenza, el sujeto
decide renunciar a la empresa, pues fue coaccionado por el departamento de recursos
humanos, el cual, a pesar de que no fue acusado formalmente por la dama, ya se tenía
el precedente y le solicitaron la renuncia.
El segundo caso es algo más espeluznante.
Se trata de un hombre, igualmente casado, con el atenuante de que se presume consumía
drogas. En esta situación las dos chicas acosadas no tenían relación previa con
el asaltante, pero este intentó aprovechar su condición de madres solteras,
cuyo único sustento y el de sus familias eran ellas
Ambas joven fueron manoseadas
individualmente por el señor, ambas se defendieron como pudieron, evitando así
los intentos de violación, ambas lo denunciaron ante su jefe inmediato, pero
ambas también se retractaron cuando fueron encaradas ante el jefe de todos
ellos, según me cuentan, porque hubo amenaza.
El señor es despedido por otras razones
fuera del caso, sin embargo, en los atenuantes para su despido, sale a relucir
el caso de intento de violación, y una de las chicas que se encuentra
embarazada decide contar lo ocurrido.
Hace unos días esta chica, que trabaja hasta
altas horas de la noche, tomó un taxi para ir a su casa y el taxista le
comienza a describir cosas de su vida personal, su casa, darle la descripción
de su compañero sentimental y además le comenta que está embarazada. Le dice
que no quiere hacerle daño, pero que a cambio quiere intimar con ella.
La muchacha sale como puede del taxi arañada
en el rostro y los brazos hacia otro taxi, lo cual la salva de ser violada.
Mi conclusión de este último caso es que el
taxista era, o estaba pagado por la persona a quien ella denunció, y que fue
vigilada durante varios días hasta que coincidió su salida con el arribo del
taxi a donde ella lo tomó. Era cuestión de tiempo para que esto ocurriera. Se
decidió en su trabajo que fuera trasladada a otro departamento, por su
condición y por los antecedentes de la historia.
Como estas debe haber diez billones de historias
en el mundo entero, toda más o menos igual de tétricas, y muchas de ellas con desenlaces
fatales.
Considero que estas son las de menor grado
de violencia, aunque esto no quiere decir que no sean violentas.
Se trata de personas que no entienden
cuando otra le dice "NO" o "YA NO", o cuando se piensa que
se tiene derecho sobre otra persona, sin importar lo que esta piense o sienta.
"El respeto al derecho ajeno es la
paz", cito a la frase célebre. Pero en este caso podemos hablar de paz, no
solo de la persona acosada, sino del acosador.
¿Quién puede pensar que esa persona es
feliz?
Definitivamente no lo es.
Quién puede pensar en ser feliz si se vive
pendiente de lo que los demás hacen o piensan, sobre todo si está en contra de
sus propios deseos. En vez de perder el tiempo en vigilar cada acción que hace
esa otra persona para buscar una mínima oportunidad de hacer el mayor daño
posible.
¿Es posible sentir felicidad en todo esto?
Ninguno de los dos, ni el acosado ni el
acosador pueden decir que son felices, el primero victima de los abusos, y el
segundo, acechando el mínimo instante para buscar su satisfacción. Es un pequeño
infierno, me parece.
Este pensamiento se puede aplicar para
infinidad de situaciones, la gente que vive pendiente de otra persona, es otra
manera de acoso; y en fin, toda persona que quiera hacer su capricho a
costillas de los demás, son acosadores.
Son personas dependientes, de una manera
muy bizarra de los demás, y no avanzan en la vida por esta razón. Al final,
tarde o temprano cruzaran el limite, y lo que hagan en ese momento marcará para
siempre su vida, como, perder el empleo, ir a la cárcel, etc.