Cuando era niña tenía una prima de crianza
que me decía que ella se iba a casar con un norteamericano. Yo nunca le dije
nada, pero siempre me pareció una locura. Más tarde cuando ya éramos
adolescentes ella tuvo un par de novios, pero siempre me dijo que no se iba a
casar con ellos, porque ella pensaba casarse con un norteamericano. Otra vez mi
impresión de que estaba loca seguía allí.
Cuando consiguió su novio norteamericano me
dije, “bueno, no es que estuviera tan loca”, pero cuando un par de años después
me entero de que lo dejó, se casó con un alemán y se fue a vivir a Europa, me
pregunté si la loca en realidad era yo.
No había probabilidad de que mi prima tuviera
esa oportunidad, ella era una chica de escasos recursos, que tenía problemas
familiares enormes, que no vienen al caso, e incluso su mayor preocupación era
graduarse de la secundaria, y no porque no tuviera la capacidad intelectual,
sino porque su padrastro se negaba a ayudarla económicamente.
Sin embargo parece que muchas veces no hay
que ponerle mucha lógica a los deseos.
Otro caso es el de un tío, primo de mi
madre, quien es actualmente odontólogo. Incluso llegó a tener una modesta clínica
en su pueblo natal. Un buen día nos enteramos que decidió irse para Miami con
toda su familia, dos gemelas y su esposa. Hoy por hoy tiene dos clínicas en
Miami, tiene tres hijos graduados en la universidad en Estados Unidos, y está
planeando su retiro.
A los que se preguntan por qué traigo este último
caso a colación, la respuesta es muy simple, por lo general la gente quiere
irse a los Estados Unidos cuando no tienen futuro en su país de origen, sin
embargo el ya tenía una profesión aquí y se fue.
Entonces, también me doy cuenta de que el
deseo de superación no solamente alcanza a los que pocos tienen, sino que más
bien hay gente con visión.
Muchas veces el pensar las cosas demasiado
hace que desistamos de las mismas. Otras veces nos obsesionamos con un tema,
que no importa cuántos reveses tengamos, al final sabemos que, tarde o temprano obtendremos lo que queremos. Es cuestión
de desear las cosas a tal punto que todos tus pasos van encaminados a una sola
cosa.
Conozco muchas historias de personas que lo
intentaron perseveraron, tropezaron, se levantaron, y hoy en día llegaron a la
meta. Todo es cuestión de proponérselo, no importa los obstáculos que tengas,
lo importante es no perder el norte.
Mi padre de 64 años, obtuvo su maestría el miércoles.
Mi madre a los 52 años decidió irse a probar oportunidad en los Estados Unidos,
y hoy es ciudadana americana. No creo
que alguien me pueda preguntar si estoy orgullosa de ellos, lo único que si
pueden hacer es preguntarse si yo algún día podré llegar a ser como ellos.
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